Manuel Ochando Ortiz (Muhâmmad)

(Muhâmmad), es esa buena persona que todos en el fondo quisiéramos ser. Esa bondad y la dedicación a sus credos, su familia y sus amistades la trasmite a sus escritos en verso y en prosa, en sus alocuciones orales, en todo y en cualquier momento y situación. Su poesía es distinta, de alguna manera fuera de modos y modas, sencilla, sensible, que llega al corazón y toca el intelecto del lector.

Él canta en sus versos a lo más inmediato, en el máximo sentido del concepto, desde su Martos adoptivo a su querida Torredonjimeno, desde una almunia a una acequia, desde el amor universal al amor más localizado e identificable, que disfruta y revive cada día, si bien vuelve a cada instante a su Andalucía («al-Ándalus»). Su poesía se nutre pues de lo que en este tiempo vive, siente, disfruta, alienta o crea. La vida le duele, ésta que nos ha tocado vivir y sufrir, de ahí el principio y el motivo de su lucha diaria de tantos años, en todas las esferas de la cotidianidad que traslada magistralmente a sus versos y a su prosa. Su prosa es original, exquisita, atractiva. Es la muestra del conocimiento, la investigación y la búsqueda inmaterial del al-Ándalus tan querido y tan añorado; es el canto poderoso a una época histórica tan fructífera en lo cultural, en lo social, y en el universo amatorio, pero a la vez tan cuestionada y tan minusvalorada.

En resumen un libro digno de ser leído, meditado y celebrado por sus valores y su alto poder de atracción estética.

Juan Bautista Serrano Cueva

Contraportada del libro ‘Esencia Andalusí’ de Manuel Ochando Ortiz

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